Existe mucha desinformación en torno tanto a la implantología como a la periodoncia, lo que genera confusión en los pacientes. Uno de los mitos más comunes es que la implantología siempre es dolorosa o que la recuperación es complicada. Sin embargo, los avances en las técnicas y tecnologías han hecho que estos procedimientos sean mucho menos invasivos y dolorosos de lo que se cree, y la recuperación suele ser rápida y sin mayores molestias, siempre que se sigan las indicaciones del profesional.
Por otro lado, otro mito relacionado es que muchas personas creen que los implantes son una solución permanente que no requiere más cuidados, pero la realidad es que, al igual que los dientes naturales, los implantes requieren un mantenimiento adecuado. La higiene oral rigurosa y las revisiones periódicas son esenciales para evitar que los tejidos que rodean el implante se vean afectados por problemas periodontales. La salud periodontal sigue siendo fundamental, incluso después de la colocación del implante, y su descuido puede comprometer tanto la estética como la funcionalidad del tratamiento.